miércoles, 28 de octubre de 2020

Una mirada hacia el futuro: la educación en el año 2030

¡Hola a todos!

¿Os habéis planteado alguna vez cómo será la educación en el 2030?, ¿Cuántas cosas seguirán igual y cuántas habrán cambiado?


Un artículo publicado en El Semanal presenta los resultados de una serie de investigaciones desarrolladas por científicos de todo el mundo, en las cuales se exponen conclusiones y suposiciones sobre cómo será la educación dentro de catorce años. La gran mayoría de estos experos afirman que no habrá cursos separados por edades, que no habrá exámenes y que la tecnología estará compleamente integrada en el proceso educativo. 

De acuerdo con estas teorías "premonitorias", el profesor ya no se encargará de suspender o aprobar a los alumnos porque, simplemente, no habrá asignaturas. Nadie repetirá, y el fracaso escolar habrá desaparecido porque los expertos se habrán replanteado el significado de la educación. La docencia ya no se centrará en el reparto de premios o castigos, sino en fomentar el desarrollo máximo del individuo (algo que está ya de por sí inscrito en el ideal de educación). Además, la asistencia a clase ya no será obligatoria, el horario será personalizado y el calendario muy flexible, de manera que sean los alumnos quienes organicen y estructuren su propio proceso de aprendizaje. 

El experto Stephen Heppell afirma que en 2030, las clases serán de más de 100 alumnos, y la idea de un único profesor por aula estará obsoleta. Heppell argumenta que se fomentará la educación individualizada y que se dejarán de lado los deberes absurdos. Asimismo, dice que los avances tencológicos se utilizarán para medir los problemas de comprensión de los alumnos y detectar anomalías en el aprendizaje. En esta línea, las emociones de los alumnos también se contemplarán como elemento central en el proceso de aprendizaje, y las aulas se diseñarán para asegurar la comodidad del alumno. 

Suena bien, ¿eh?

Si en el 2030 esta se convierte en la realidad educativa, probablemente nos hará gracia echar la vista atrás y observar todos los avances que se habrán realizado. Nos reiremos de los pupitres incómodos, de los enormes madrugones, de los aburridos problemas matemáticos y de los análisis sintácticos. Los libros serán vistos como objetos prehistóricos, y nos costará mucho comprender cómo podíamos impartir las clases sin el uso de la tecnología. 

¿Pensáis igual? 

Probablemente esta sea mi última entrada, así que me gustaría mucho leer en comentarios qué os ha parecido esta experiencia bloggera. Espero haberos aportado algo con mis entradas y que hayáis disfrutado leyéndome tanto como yo lo he hecho con vosotros. ¡Ha sido un placer!

¡Nos leemos siempre, compis! 

Hasta pronto 💜


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